El 26 de enero del año de 1565 el doctor Egidio Gil de Cevadilla, provisor del arzobispo de Sevilla don Fernando de Valdés y canónigo de la Santa Iglesia, aprobó las reglas de la Cofradía y Hermandad de la Virgen María con la advocación de Transfixión y Soledad de la Madre de Dios, y ordenó que ésta quedara instituida en la iglesia mayor de la villa de Mairena. Dio fe, el notario apostólico D. Francisco Aragonés.
Fue así que un grupo de hermanos, devotos e inspiradas por la gracia del Espíritu Santo con la ayuda y favor de Dios todopoderoso y de su bendita Madre, aceptaron vivir bajo el amparo de esas Reglas, y siguieron la tradición según la cual mientras se escuchaba el Sermón de la Pasión en los Oficios Litúrgicos del Viernes Santo, se recordaban los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo; así como los Dolores de la Virgen, mientras su Hijo permanecía muerto en el sepulcro, entonando la plegaria de la secuencia Stabat Mater Dolorosa.
Por ello, es el año 2015 un año de gozo para nuestra Hermandad. La pervivencia en el tiempo de la devoción, es signo de la fidelidad hacia la Iglesia y de gratitud por las gracias recibidas. Hoy, 450 años después de su institución, los miembros de esta Hermandad queremos expresar de manera pública e inequívoca, y en comunión con los Hermanos de todas las Hermandades y Cofradías, especialmente con aquellas de nuestra localidad de Mairena del Alcor, nuestro compromiso con los valores y fines de estas corporaciones: la promoción del culto público en nombre de la Iglesia a sus Titulares, la evangelización, el apostolado y la formación cristiana.